Artículo LN OEC: Nunca fue tan importante construir como ahora

Mauricio Cruz Lopes – Líder de Negocio de OEC Ingeniería y Construcción

Pandemia, guerra, polarización política, estanflación, con bajo crecimiento económico o recesión, son desafíos mundiales y que impactaron los mercados donde actuamos. Un escenario desafiador, pero que no disminuye nuestro optimismo, por el contrario, amplió la voluntad de realizar, percibiendo las oportunidades latentes que se presentan. Una de ellas es la necesidad de la reanudación de las inversiones en construcción pesada, como palanca para la generación de empleos y dinamización de la economía, un proceso que implica necesariamente el ejercicio de la complementariedad entre la actuación pública y privada.

Creo integralmente en la capacidad transformadora de la libre iniciativa. Pero incluso entre los más liberales, y cito aquí al pensador escocés Adam Smith, uno de los padres de esta doctrina, el Estado no puede prescindir de las obligaciones que apenas le corresponden. “Según el sistema de la libertad individual, el gobernante solo tiene tres deberes de gran importancia: la defensa de la sociedad contra enemigos externos, la protección de cada individuo de las ofensas que a él puedan dirigir otros individuos, y el suministro de las obras públicas que no podrían ser ejecutadas si son confiadas a la iniciativa privada”, defendía Smith. Concentrando mi atención en este tercer punto, concuerdo con el análisis y considero que continúa muy actual.

Brasil, particularmente, avanzó mucho con el nuevo marco del saneamiento y en la agenda de concesiones. Actualmente el 70% de la cartera de proyectos de OEC – Ingeniería y Construcción, en territorio nacional, es de clientes privados, empresas como New Fortress Energy, Eurofarma, Braskem y Acelen, entre otras. Ejemplos de organizaciones que siguen creyendo, expandiendo y aumentando su producción.

Incluso así, vivimos hoy uno de los momentos de menor inversión en infraestructura de la historia reciente, en Brasil y en América Latina. Dato ratificado por estudios de entidades sectoriales, academia y agentes económicos. Es necesario modernizar, revisar trabas, ser creativo, sin entrar en irresponsabilidad fiscal, para reequilibrar la balanza y asegurar el debido papel del Estado para la generación del desarrollo en todas las regiones, desde las más pobres hasta las más ricas.

El sector de infraestructura, con sus grandes, medianas y pequeñas constructoras, está preparado para hacer su parte. Brasil sigue manteniendo un know how diferenciado en la ingeniería y la prueba son las realizaciones en el presente. Incluso bajo un escenario desafiante para todo el mercado, solamente OEC, de junio del 2021 a julio del 2022, actuando con enfoque estratégico en Brasil, África, Estados Unidos, Perú y Panamá, generó ingresos de R$ 3,4 mil millones, entregó 11 obras a sus clientes y a la sociedad, incorporando además R$ 5,2 mil millones en nuevos contratos para su cartera de proyectos.

Levantamiento producido por el Sindicato Nacional de la Industria de la Construcción Pesada (Sinicon) revela que, por cada R$ 1 millón dirigido a obras, hay un aumento de R$ 1,4 millón del Producto Interno Bruto (PIB) y generación de 34 nuevos puestos de trabajo. Esto sin contar impactos directos e indirectos a lo largo de 32 cadenas productivas relacionadas al sector. Buena infraestructura es fundamental para la economía, para la calidad de vida de las personas y para la preservación del medio ambiente. Nunca fue tan importante construir como ahora.