Conozca la realidad de las madres que trabajan en alta mar: “Cada vez que llego, es un nuevo niño”

DATA: 25/10/2021

Publicado por: Noticia Ocyan

Ellas pasan la mitad del mes trabajando en alta mar y la otra mitad de descanso. Pero la distancia también tiene sus ventajas: “Hoy, tengo más tiempo de calidad con mi hijo”, afirma Rayanne Oliveira, 32, madre de Theo, 4. Conozca esta y otras historias y los desafíos del sector para proporcionar un ambiente más favorable para las mujeres, principalmente aquellas que se tornan madres

 

El primer trabajo de la técnica de seguridad Rayanne de Souza Gomes Oliveira, de Macaé, en Río de Janeiro, fue en el segmento de empresas offshore — expresión en inglés que significa “alta mar” —, en el sector de petróleo y gas. “Tenía 22 años, era soltera y no tenía hijos. Incluso así, fue un desafío. Llegué a estar un año y tres meses embarcada”, recuerda. “Después, surgieron otras oportunidades y pasé nueve años trabajando en tierra. Entonces, vino mi hijo, Theo. Pero cuando él cumplió 2 años, volví a trabajar embarcada”, cuenta.

Esta vez, sin embargo, la realidad fue otra. A fin de cuentas, Rayane se había convertido en madre. Durante una entrevista exclusiva a CRESCER, ella, que habló directamente de la plataforma, reveló los beneficios y las dificultades de su rutina en los últimos 1 año y 7 meses, en que ha trabajado en alta mar. Véalo a continuación:

 

A la izquierda, Rayanne embarcada y, a la derecha, en tierra, con su hijo Theo, 4 años (Foto: Archivo personal)

 

“Cuando volví a trabajar, después de la licencia de maternidad, Theo, que hoy tiene 4 años, tenía solo cuatro meses y ya fue para una guardería en tiempo integral. En aquella época, yo trabajaba en tierra, en una obra de saneamiento básico. Trabajaba hasta 9 horas por día y pasaba para buscarlo en la guardería. Pasaba todo el día afuera, entonces llegaba cansada, le daba la comida, lo acostaba a dormir y organizaba la casa. Hoy, veo que no tenía mucho tiempo de calidad. Cuando mi teléfono tocó con la propuesta para trabajar embarcada nuevamente, me asusté un poco y avisé: ‘Tengo un hijo pequeño’. Después, conversando con mi marido y mi familia, percibimos que la oportunidad era grande y acepté. En enfoqué en el lado positivo: el offshore tiene el beneficio del descanso de 14 días. Serían 14 días exclusivamente para Theo. Entonces, hoy, trabajo 14 días embarcada y los otros 14 días los paso en casa.

Sin embargo, mi primer día embarcada fue al inicio de la pandemia, cuando las escuelas cerraron por causa del covid-19. Entonces, me vi sin la guardería, todos aislados y yo lejos. Por suerte, pude contar con la ayuda de mi madre, que se quedó con él durante todo este período. Ya en esa primera vez, también tuvimos un horario atípico. Fueron 25 días embarcada. Afortunadamente, la empresa ofrece una Internet buena, entonces logramos hacer llamadas de vídeo. A Theo no le gusta hablar mucho; él aún no entiende mucho. Hay días en que está bien para hablar, otros no — y lo entiendo. Todos hicimos, incluso, seguimiento psicológico para aprender a tratar con estas situaciones.

Recuerdo que, otra vez, embarqué en el día de su cumpleaños, pero pusimos conmemorar anticipadamente. En otro momento, él dio positivo para el covid-19 y, cuando la noticia llegó, yo estaba aquí. Entonces, para mí, fue muy difícil. En esa época, por causa de eso, yo desembarqué y no pude ir para casa, como siempre ocurre. Mi madre estaba con él y también contrajo covid. Además de la nostalgia, fue la distancia. Tuve que estar lejos una semana, ya en tierra, en la casa de una amiga.

 

Rayanne con su hijo, durante su descanso (Foto: Archivo personal)

 

También perdí algunos momentos de su desarrollo. Me da un poco de celos. Cada vez que llego, es un nuevo niño. Pero sé que forma parte, así como en cualquier otro trabajo. Embarcada o no, sucedería de la misma forma, pues, incluso antes, me pasaba el día fuera de casa. A pesar de todas las dificultades, sé que hoy tengo más tiempo de calidad con él y eso me alienta a continuar. Soy hija de un papá embarcado. Entonces, viví eso en la infancia. Cuando termina mi trabajo, voy directo para casa. Normalmente, pasamos todo el período de la mañana juntos, en casa o paseando. Por la tarde, él va para la escuela. Mi marido también trabaja offshore. A veces ocurren desencuentros. Al inicio, con la pandemia, estuvimos casi dos meses sin vernos. Pero, este año, él ha embarcado menos. Como tengo un horario fijo, podemos tener una mejor planificación.

En la plataforma, son turnos de 12 horas de trabajo y 12 horas de descanso. Mis atribuciones son varias, como evaluar las actividades que ocurrirán en el día, liberar documentaciones, hacer análisis de riesgos, reuniones con el equipo, controlar equipos y realizar inspecciones. Además pretendo trabajar offshore por un tiempo, principalmente para prepararme mejor financieramente. También estoy en la universidad, quiero terminar mi curso y, entonces, buscar una nueva plaza, pero en tierra. Está en mis planes tener más hijos.”

 

Rayanne con su hijo y su marido (Foto: Archivo personal)

 

 

Universo tradicionalmente masculino

 

Ocyan, empresa de petróleo y gas en que Rayanne trabaja, admite que la carioca aún es una de las pocas mujeres que optan por trabajar embarcadas, principalmente después de la maternidad — hoy, son cerca del 5% de mujeres por equipos de, como promedio, 170 personas en los navíos. No obstante, el objetivo es cambiar esta estadística y desmitificar la idea de que solo existen puntos negativos para las madres que trabajan en alta mar. “Entendemos que la diversidad es el camino. Pasamos 14 días confinados con colegas que también tienen familias y problemas. En este ambiente, percibimos que la mujer que es madre desarrolla empatía en el equipo, ella cuida más del otro. Trabajamos en un ambiente con gran riesgo y presión y necesitamos de personas con una ‘mirada más humana'”, explica Ana Paula Santana, asistente de gerente de sonda y líder del Grupo de Afinidad de Equidad de Género de Ocyan.

Según ella, en el área, los pedidos de renuncia suelen venir incluso antes del embarazo. “Las mujeres normalmente tienen un plan de carrera tan bien definido que, incluso antes de salir embarazadas, deciden salir — justamente para que cuando salgan embarazadas, ya estén en tierra. Pero, actualmente, las leyes laborales no permiten que ellas embarquen embarazadas. Además de esto, hoy, demoramos, como promedio, una hora en helicóptero para llegar a tierra, y hay aún los riesgos de las tareas. Por tanto, la empresa mantiene a las mujeres en tierra hasta el regreso de la licencia de maternidad”, expresó. El tiempo de licencia de maternidad es de cuatro meses, pero, según Ana Paula, ” se estudia aumentar”. “El retorno es hecho de forma gradual, con una jornada reducida, para que la mujer se sienta cómoda y, al mismo tiempo, la empresa logre atender la operación sin dejar de lado sus nuevas necesidades. Entendemos que la mujer producirá más estando comprometida. Trabajamos con riesgos muy altos, entonces, el aspecto psicológico debe estar bien. El buen desempeño depende de la atención y un descuido puede causar un accidente”, esclarece.

 

Ana Paula Santana es asistente de gerente de sonda y también trabaja embarcada (Foto: Archivo personal)

 

 

Mapeando el perfil de las mujeres

 

Con la intención de oír las demandas y necesidades de ellas, Ocyan, en colaboración con el Instituto Ipsos, realizó la encuesta “El mar también es de ellas”. El objetivo es trazar un perfil de la mujer offshore. Fueron oídas 60 mujeres con edad entre 18 y 55 años y uno de los recortes abordó la cuestión de la maternidad. A fin de cuentas, el 30% de ellas tiene hijos. La mayoría dijo que cuenta con una red de apoyo (familiares cercanos, marido o niñera) para cuidar de los pequeños durante el trabajo en alta mar.

 

Entre los beneficios, la encuesta reveló que:

 

– El 50% de las mujeres se sienten “muy competentes por desempeñar un trabajo técnico”, que las estimula diariamente.

– 33% resaltaron el hecho de “poder inspirar a otras mujeres a realizar este tipo de actividad”.

– 31% afirmaron que el trabajo en horario les permite conciliar mejor su agenda profesional y personal.

 

Ya sobre las mayores dificultades:

 

– El 24% de las mujeres respondieron que “estar lejos de su familia” es la mayor dificultad del trabajo en alta mar.

– 72% creen que tener responsabilidad de cuidar de los niños durante el día de trabajo es más perjudicial para la carrera de las mujeres.

– 35% dijeron que, muchas veces, el ambiente es prejuicioso.

– 45% ya pensaron en buscar otra carrera.

Entre esas que dijeron ya haber pensado en salir, 54% afirmaron que la decisión está relacionada al régimen de trabajo, que dificulta conciliar carrera con maternidad/familia. “Los resultados trajeron muchas sorpresas. Una ‘grata sorpresa’ fue ver que la mayoría de ellas está feliz y realizada en el trabajo, generando un gran retorno para el país en términos de tecnología. Pero también tuvimos sorpresas no tan positivas, que es donde debemos tener más atención, como las inversiones en flexibilización para atender a jóvenes madres y también gestantes. Emergencias familiares ocurren y, a veces, las redes de apoyos pueden sufrir problemas. Debemos pensar en hacer desembarques anticipados, por ejemplo”, evaluó Ana Paula Santana.

Según ella, esta fue la primera encuesta formal para entender cómo está el mercado offshore, que es mayoritariamente masculino. “La encuesta nos ayudará en la planificación de acciones más asertivas. Queremos retener, comprometer y atraer a más mujeres en este campo. No solamente madres, sino también futuras madres. Vimos que nuestra empresa tiene que cambiar, pero no sirve de nada cambiar sola, todas las otras empresas del sector deben estar involucradas para haber un cambio de mercado”, evaluó.

 

Profesional multitarea

 

La minera Clarisse Rodrigues, que es gerente general de una de las plataformas, se convirtió en madre hace menos de dos años. Casada con otra mujer, ella cuenta que trabajó embarcada durante cinco años en países como Colombia, Argentina y México. Y también pasó aproximadamente tres años en Corea del Sur, involucrada en la construcción de la plataforma que administra actualmente. “Desde que volví para Brasil, hace 10 años, trabajo en tierra, pero, siempre que es necesario, hago embarques”, reveló. Clarisse lidera un grupo de 180 personas que trabajan embarcadas.

Sobre su hijo, João, ella cuenta que fue planificado y deseado. “Mi esposa y yo nos casamos en el 2017 y comenzamos a pensar y planificar hijos. Ella es empresaria y también trabaja mucho”, contó. Las dos recurrieron a técnicas de reproducción asistida para convertirse en madres. “Ella lo generó con mi óvulo. Tuvimos mucha suerte, pues fue de primera”, expresó. Para dar cuenta de los cuidados con el pequeño, la pareja tiene la ayuda de una niñera. “Con la pandemia, comencé a trabajar en el esquema home office, entonces, siempre que es posible estoy con él. Ya mi esposa intenta estar más tiempo con él en la tarde. Planificamos de forma que no fuese pesado para ella ni para mí”, afirmó.

Como gestora, Clarisse cree que la empresa tiene que dar seguridad y acogimiento para las mujeres que desean ser madres. “Yo motivo a las personas a tener hijos, pues es lo mejor que puede suceder en la vida de una persona. Cuando una mujer se convierte en madre, ella está mucho más adaptada a las situaciones, se torna multitareas, pasa a actuar con más empatía, se torna más tolerante y se preocupa más con la seguridad. Siempre oriento a los asistentes y gerentes a no diferenciar a un candidato por su género sino por su competencia. Hoy, tenemos comandantes, supervisoras e ingenieras mujeres en nuestra plataforma. Las empresas no pueden tener prejuicio con las mujeres que salen embarazadas, y ellas necesitan tener la tranquilidad de que continuarán teniendo su espacio cuando regresen. Aún tenemos mucho por evolucionar, pero ya logramos avanzar bastante”, finalizó.

 

Clarisse con su hijo João (Foto: Archivo personal)

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