El papel del seguro cibernético en la protección de las empresas

por Marcelo Vitório*

Estar en el Mind The Sec 2025, el mayor evento de ciberseguridad de América Latina, fue una oportunidad valiosa para ver de cerca cómo el mercado ha evolucionado en torno a un tema que hoy es central para cualquier organización: la resiliencia operativa. En un contexto de ataques cada vez más sofisticados, el debate dejó claro que la seguridad no se limita a la prevención, sino a la capacidad de mantener las operaciones y preservar la reputación incluso frente a un incidente. Hoy, la cuestión ya no es si una empresa será atacada, sino cuándo —y cuál será el impacto de ese ataque. Este nuevo escenario exige preparación constante, estrategia y madurez en la gestión de riesgos.

Las discusiones mostraron que las empresas más preparadas son aquellas que estructuran su resiliencia sobre tres pilares: tecnología, procesos y personas. La tecnología representa los sistemas y herramientas que fortalecen las defensas; los procesos garantizan continuidad, gobernanza y respuesta eficiente; y las personas traducen la cultura de seguridad en comportamiento. Pero existe una cuarta capa que sostiene todo este sistema de engranajes: la capacidad financiera de las organizaciones. Es precisamente ahí donde el seguro cibernético cobra protagonismo, ofreciendo protección frente al riesgo residual que permanece incluso después de todas las inversiones en mitigación. No existe resiliencia completa sin solidez financiera. El seguro cibernético es el componente que cierra el ciclo entre prevención, respuesta y recuperación.

En los últimos años, el mercado ha pasado por grandes oscilaciones. Tras el pico de ataques durante la pandemia, varias aseguradoras se retrajeron, encareciendo el producto y limitando la oferta. Sin embargo, el escenario ha cambiado y hoy observamos un entorno más equilibrado y accesible, con aseguradoras regresando al mercado de seguros cibernéticos y empresas avanzando en su madurez en el combate a los ataques, lo que las hace más preparadas para contratar seguros y, como consecuencia directa, reduce el costo (las primas) de esta última capa de la resiliencia operativa.

Según la CNseg y la Susep, entre 2019 y 2023 hubo un crecimiento del 880% en el volumen de contratación de seguros cibernéticos. Este crecimiento demuestra que el mercado está atento a la importancia de transferir parte del riesgo financiero. Esta tendencia se vio reforzada por nuevas exigencias regulatorias, como la Resolución BCB 498/2025 del Banco Central, publicada el 05/09/2025, que incluye la obligatoriedad de contratar seguro cibernético para todos los proveedores de servicios tecnológicos conectados al Sistema Financiero Nacional (RSFN), sean fintechs o no.

Aún existe un enorme espacio para crecer. Estudios recientes muestran que menos del 40% de las instituciones financieras brasileñas poseen un seguro cibernético específico, y que el país perdió cerca de R$ 2,3 billones en ataques cibernéticos en 2024, mientras que la inversión total en seguridad no superó los R$ 47 mil millones. Este desequilibrio evidencia cuánto queda por evolucionar.

La madurez del mercado es un reflejo directo de la evolución de las empresas. Actualmente, el seguro cibernético ya no se ve solo como una protección financiera, sino como una herramienta de gobernanza y continuidad operativa que contribuye a la confianza de inversionistas, clientes y socios. Es un movimiento positivo: un ciclo en el que una mejor gestión de riesgos genera mejores condiciones de seguro, y mejores seguros incentivan prácticas de seguridad más sólidas. La verdadera resiliencia operativa nace cuando la prevención y la protección avanzan juntas, desde la gestión del riesgo hasta la transferencia del impacto.

*Marcelo Vitório es responsable de Ciberseguridad y Tecnología de la Información en Horiens.