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El papel del Programa Social de la Fundación en la restauración forestal
DATA: 21/02/2024
De acuerdo con el Informe de Riesgos Globales del 2024 del Forum Económico Mundial (FEM), la escasez de recursos naturales y la pérdida de la biodiversidad representan algunos de los mayores riesgos ambientales que el mundo enfrentará en la próxima década.
Y la preocupación, definitivamente, no es por gusto: Brasil, que solo posee el 30% de las selvas de todo el globo, es liderazgo en el ranking de países que más deforestan. En el 2022, fue responsable del 43% de la deforestación mundial, conforme un estudio realizado por World Resources Institute (WRI).
Esta destrucción es reflejada, por ejemplo, en la actual situación de la Mata Atlántica: bioma más devastado del país, hoy posee solamente cerca del 24% de su cobertura original. En Bahía, originalmente ocupaba el 36% de su territorio, manteniéndose en este momento presente en solamente 6%.
Todos estos datos apuntan para un ciclo que culmina en la pérdida de la biodiversidad. Con la remoción de la vegetación, recursos hídricos son afectados, animales pierden sus hábitats naturales, y el ecosistema local se mantiene en desequilibrio.
Sabiendo que la deforestación es un proceso cada vez más común y que amenaza directamente el mantenimiento de los seres vivos, una duda inevitablemente surge: ¿cómo podemos reparar sus efectos?
La restauración forestal
Es en este aspecto que la restauración forestal se inserta como una de las principales soluciones para combatir la consecuente pérdida de la biodiversidad. La práctica opera en la recomposición de áreas degradadas, contribuyendo directamente para la preservación de paisajes y recursos hídricos, protección del suelo y reequilibrio de la fauna y flora.
¿Usted sabía? Diferentemente de la deforestación, que también prevé la reconstrucción de un bosque en un área degradada, la restauración va más allá: ella se preocupa en, necesariamente, restablecer las funciones ecológicas específicas de aquel ambiente antes de su devastación. Esto quiere decir que no es una resiembra cualquiera; un análisis juicioso es hecho para recuperar el espacio con sus especies endémicas, o sea, que son encontradas exclusivamente en aquel bioma.
La restauración forestal es una de las prácticas del frente Conservación Ambiental del Programa de Desarrollo y Crecimiento Integrado con Sostenibilidad (PDCIS), creado en el 2003 por la Fundación Norberto Odebrecht. Enfocado en promover el desarrollo territorial sostenible pautado en la sinergia con la naturaleza, PDCIS tiene a la región del Bajo Sur de Bahía como punto focal de su actuación.
En la región, la Mata Atlántica es el bioma predominante. Territorio marcado por una rica biodiversidad y clima propicio para cultivos de los más variados tipos, al mismo tiempo también enfrenta desafíos constantes, como la reducción de su cobertura forestal y supresión de los bosques ribereños.
Un levantamiento reciente hecho por investigadores brasileños y divulgado en la revista Science apunta que el 82% de las especies de árboles endémicos de la Mata Atlántica sufren con la posibilidad de desaparecer para siempre. Algunas de ellas son el Palo Brasil, Jequitibá Rosado, Jacarandá de Bahía, Angico y Peroba.
Estas mismas especies son algunas de las producidas y plantadas por la Organización de Conservación de la Tierra (OCT) en acciones de restauración forestal en el Bajo Sur de Bahía, colaborando para amenizar las amenazas de extinción. Institución colaboradora en la aplicación del PDCIS, OCT ejecuta este servicio como una de las maneras de restablecer la biodiversidad local.
“Nuestro trabajo es hecho de manera macro, o sea, no se restringe solamente a plantar árboles. El objetivo es que logremos recomponer todas las funciones ecológicas de aquel espacio”, cuenta Bruna Sobral, coordinadora de Planeamiento Socioambiental en OCT. ¿Y de qué forma esto es hecho?
Manos en la masa
Para una acción de restauración, la institución hace una siembra planeada y estratégica. En el arreglo, el 70% de los árboles plantados tienen el crecimiento de rápido a mediano plazo. Son especies que producen frutos y semillas que forman parte del menú alimentario de animales que, o están allí presentes, o deben ser atraídos para las áreas modificadas.
Además de esto, estos árboles también promueven una cobertura más ágil del suelo, previniéndolo de los efectos de la erosión y protegiendo sus recursos hídricos. Un ejemplo de beneficiario de esta acción es Isidório Gonçalves, productor rural del municipio de Ibirapitanga, del Bajo Sur de Bahía. Con el apoyo de OCT en la restauración forestal de su propiedad, fue posible recuperar el manantial del local, viendo el agua brotar de este nuevamente.
De corte social, el trabajo desempeñado por OCT tiene como público prioritario al agricultor familiar que vive en un área de Preservación Permanente (APP) pero que no posee recursos para recuperarla. Con esta colaboración con pequeños productores, al supervisar todo el proceso, ellos entienden la importancia de la recomposición de las funciones ecológicas y del servicio ambiental que su propiedad proveerá al ser conservada. “Existe todo un proceso educacional que sucede durante las actividades de restauración forestal”, expresó Bruna.
Al promover una consciencia técnica en agricultores familiares de acciones para la conservación de recursos naturales, la práctica de restauración forestal del PDCIS se articula con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Para Jonas Nogueira, coordinador de Sostenibilidad en la Fundación, esta intersección tiene que ser intencional: “Buscando los ODS, adoptamos metas específicas y lanzamos un enfoque más amplio sobre la contribución del PDCIS para su alcance, movimiento que se traduce en nuestros indicadores y que forma parte de un gran pacto por el desarrollo territorial sostenible”, afirma.
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