Sabemos que el lugar de trabajo es reconocido como un entorno importante para la promoción de la salud, consolidando...
Cuando es posible encontrar sentido, a pesar de todo
DATA: 23/05/2020
En Horiens, decidimos hacer una invitación especial a las madres que formar parte de nuestro equipo: ¿y si dedicásemos algunos minutos para traer a la luz palabras y sentimientos sobre los recuerdos positivos que se quedarán vivos en la memoria de su familia y en su vivencia como madre, a pesar del actual – e inmenso – desafío por el cual todo el mundo está pasando?
Si el momento es de dificultades y lucha para la preservación de la vida, por otro lado, el nuevo Coronavirus y sus consecuencias hicieron aflorar en las personas y familias sentimientos y aprendizajes muy positivos. Al desdoblarse en mil, ¿no es verdad que surgen otras mil posibilidades?
A continuación, compartimos un poco de la esencia y de la visión de algunas de nuestras colegas de trabajo, en este escenario tan diferente de otras situaciones a las que estamos habituados.
Para quedar registrado, con sentimiento y palabras, todo el aprendizaje y la atmósfera de esta etapa de la historia.
!En este Día de las Madres, vea a continuación un homenaje especial a ellas y, también, a todas las familias!
Este período de aislamiento es sin dudas un gran desafío para todos nosotros, a fin de cuentas estamos acumulando muchas funciones y papeles. ¡Ha sido una experiencia intensa! Vivimos en un apartamento y, como tenemos una pequeña hacienda en la represa Guarapiranga, decidimos pasar algunas semanas de la cuarentena allí, pensando principalmente en más espacio para mi hijo, Bernardo, que tiene 4 años. Acumulé funciones de ama de casa, cocinera, madre y tesorera en home office. Mientras estaba en la computadora, Bernardo estaba viendo dibujos animados, corriendo por el jardín, cuidando de los pollitos que compramos, montando su carrito eléctrico, bicicleta, nadando en la piscina, jugando y pidiendo comida. La semana pasada volvimos a nuestra casa, en São Paulo. Por aquí las actividades son más restringidas y la sensación de privación aumenta, con malla protectora en las ventanas y balcón. Tengo la sensación de que este momento es mucho más difícil para nuestros hijos, sin entender realmente el por qué de no poder ir a jugar allá afuera, ni ver a sus amiguitos y a su familia. Así, me mantengo fuerte, para ser su cimiento. Siento que ahora me conozco más, respiro más, rezo más y veo más el lado positivo de las cosas. ¡Todavía aprenderemos mucho con todo esto!
Bruna Pithon
Adaptar la rutina en medio al escenario de incertidumbres, aislamiento social, trabajo remoto y pandemia está siendo un gran desafío para todos nosotros. Pero como todo en la vida, siempre existe un lado positivo. Lo que queda más claro para mí es la posibilidad de compartir momentos únicos en familia. Qué diferencia esto hace en nuestras vidas. ¡Guilherme, 1a3m, dio sus primeros pasitos solo! Y todos nosotros tuvimos el privilegio de presenciarlo: mamá, papá y abuela. No logro expresar nuestra felicidad. Estábamos ansiosos para esto, pero creo que él ya sabía de esta pandemia y decidió esperar que todos estén en casa, solo para tener esta alegría, lo apuesto (risas). Entre una planilla, un cambio de pañal, una call, un biberón, seguimos así, participando de todo – trabajo y familia – de una forma muy intensa y diferente. Tener la oportunidad de vivenciar “pequeñas grandes” conquistas como esta, definitivamente, no tiene precio.
Elaine Assao
Durante mi vida, solo tuve dos convicciones: la de que solo no existe solución para la muerte y la de que quería ser MADRE. Cuando recibí mi resultado positivo para el embarazo, me puse tan feliz que parecía que había recibido el pasaporte para el paraíso. Disfruté mucho el embarazo; mi hijo, João Pedro, desde siempre fue tan maravilloso que ni siquiera tuve los síntomas molestos del embarazo. Él es, sin duda, la mejor parte de mí, se convirtió en el motivo mayor para volverme una persona mejor cada día. No deseo ser la mejor madre del mundo, pero siempre intento ser la mejor madre que pueda. No mido esfuerzos para hacer nada por él, él es mi calma, mi alegría, mi compañero. Esta cuarentena me proporcionó vivenciar cosas que nunca tendría oportunidad. Verlo balbuceando las primeras palabras, “peleando” con Nina (nuestra perrita), llamando a su papá, ahhh no tiene precio poder ver de cerca su desarrollo. ¡Él me hace visitar la parte más linda de mi infancia, me hace sentir el olor de la casa de mi abuela cuando hago pasteles para la merienda de la tarde! Ah João Pedro, como pude vivir tantos años sin conocer este amor que desborda el pecho. La cuarentena, por peor que sea el motivo, me dio de regalo lo que siempre estamos buscando: TIEMPO. Tiempo de calidad con mi hijo y mi familia. En este día de las madres, quiero decir muy fuerte cuánto te amo, hijo.
Elizete da Silva
El aislamiento social me hizo reflexionar sobre muchas cosas, tanto en el ámbito colectivo como en la esfera individual. Las generaciones que están en la línea del frente en muchos aspectos nunca vivieron una gran crisis. Esto nos permite ver diversos aspectos de nuestras vidas bajo otro ángulo. Dilemas, angustias, añoranza, entre otras cuestiones, forman parte de esta nueva normalidad. Observar cómo estamos reaccionando a todo esto dice un poco – o mucho – sobre nosotros mismos. El inicio de esta cuarentena fue un período de difícil adaptación dentro del contexto familiar: de repente home office, home schooling y todas las tareas domésticas. ¡Todo esto mezclado! Como consecuencia, mucho estrés, exceso de cobranzas en hacer lo mejor en todos los lados de la vida. Para mí, todos estos sentimientos fueron transformándose, de cierta forma. La clave fue disminuir las exigencias y evaluar cada momento como único y especial. Entonces, estoy reflexionando aquí: a pesar de todo el caos en el mundo, el aislamiento es una oportunidad muy rica de transformación. Hay momentos de estrés, claro, pero también es una oportunidad maravillosa de hacer las cosas que me gusta, de estar cerca de mis hijos por más tiempo, poder dedicarme un poco a proyectos personales que me conectan con la vida. Estoy segura de que esta nueva normalidad nos tornará a nosotras – mujeres y madres – más fuertes y seguras de nuestra capacidad de resiliencia.
Fernanda Antonelli
Ver a mis hijas cada vez más unidas como hermanas, tener la oportunidad de estimular mi creatividad al crear juegos, leer muchos libros y, también, rescatar juegos que me gustaban durante mi infancia. Sin dudas, para mí estos son los recuerdos positivos que se quedan de esta cuarentena.
Helena Troper
Durante esta cuarentena tuve la oportunidad de trabajar al lado de mi hijo. Nuestra casa se convirtió en un coworking: compartimos el comedor como espacio de trabajo y ha funcionado muy bien. Lo que realmente ha sido maravilloso es ver de cerca su postura en el trabajo. ¡Ese chico tiene futuro! ¡Me di cuenta de que mi hijo creció!
Katia Luz
La mejor definición para mí de este escenario es verdaderamente “REFLEXIÓN”. Necesitaba reinventar una relación de armonía con mi hija, que no vive comigo, cuando la semana pasada tuve la brillante idea de ofrecerle mi proyecto personal para que ella le dé seguimiento. Estoy segura de que esto la hará volar, y bien alto. Ella estuvo de acuerdo, está funcionando y estoy segura de que será un gran aprendizaje para nosotras dos.
Moema Figueiredo
Lo que esta cuarentena y el gran momento de incertidumbres trajo para mí de positivo: resignificar el valor que las palabras “tiempo” y “amor” representan en mi día a día. Como madre pude aprender aún más con mi hija, Bella, de 3 años. No fue fácil y no lo es, de hecho, pero mejoramos mucho nuestra rutina. Muchas veces, no percibimos cuán simple es una pausa de cinco minutos para oír lo que ella tiene que decir. Creamos acuerdos que la mayoría de las veces nos ayudan, a pesar de que haya situaciones más difíciles, con llanto y aburrimiento. Pero seguimos aprendiendo y entendiéndonos. Ayer ella me sorprendió y me emocioné. Estábamos jugando en la cama y viendo dibujos animados en la TV, cuando ella me dice: “Mamá estoy muyyyyy feliz, ¿lo sabías?”. Fue así mismo, con énfasis. Pues bien, le pregunté el por qué de tamaña felicidad: “Porque estamos juntos todos los días – yo, tú, papá y Zen – el día entero y no solamente por la noche. El virus está allá fuera y no podemos salir”. Nos abrazamos, en un profundo momento de conexión y oí: “Te amo mamá”. Nunca lo olvidaré.
Nayara Andrade
Tanto la experiencia del aislamiento social como la del home office está siendo enriquecedora. El lado positivo, sin dudas, es la unión de las familias y la posibilidad de una convivencia más íntima y colaborativa. La experiencia actual nos saca de la zona de confort, ya que hay una gran mezcla – deberes domésticos, cuidados con la familia, trabajo remoto, medidas para evitar la contaminación, ¡todo al mismo tiempo! Estamos yendo mucho más allá de lo que creíamos que era posible. ¡Este aprendizaje seguirá con cada uno de nosotros!
Sandra Santos
El escenario de cuarentena me trajo la percepción de que los platos deben mantenerse equilibrados, a pesar de toda la agitación. Pero es una agitación muy diferente de aquella a la que estamos habituados: ¡es dentro de casa! Al mismo tiempo en que el mundo parece tan pesado con las noticias del día a día, he reflexionado que el mundo dentro de casa debe ser ligero y respetuoso. A fin de cuentas, todos estamos en el mismo barco y cada uno de nosotros tiene sus propias cuestiones y ansias en un momento tan delicado. Como ya decía Mateus (6:34) “A cada día basta su cuidado”.
Renata Nascimento
Escribir sobre la maternidad adoptiva mientras estás en sus trincheras es parecido a escribir sobre el divorcio cuando estás pasando por él: las emociones corren desenfrenadas y es difícil conducir el tema con gracia y objetividad. Ser madrastra es algo gigantesco, créanlo. Es amar a alguien que no tiene “tus ojos” o tu sonrisa. Y, si te separas de su padre, dejarás de ser madrastra y talvez no lo veas más. ¿Y qué haces con la añoranza? En toda mi vida, oigo el repetido refrán “madre es quien cuida”, pero en la práctica, las cosas no son tan simples. ¡La madre SÍ existe! Ella existe, ella dio a luz, en ella existe amor. ¡La madrastra SÍ existe! Ella lo recibió listo, en alguna fase de la vida. Ella asumió el compromiso, ella se desafío, ella se dedicó, ella lo amó sin saber, desde siempre. Y lo mejor: ¡el hijo SÍ existe! Con emociones, temperamento, edad difícil, pensamientos, dudas, sublevaciones, amores, miedos, ganas, inocencia, planes, y muchas soluciones… Me enamoré de la risita mañosa que él tiene desde niño cuando pasamos a formar parte de la misma familia. Me enamoré de su inteligencia y de su astucia, viéndolo avanzar en su adolescencia con opiniones fuertes y muchos cuestionamientos. Me conmoví con el miedo del inglés, del torneo de tenis, el miedo del primer beso y la primera vuelta en carro conduciendo, entre tantos otros descubrimientos. Su aceptación fue cuidadosamente construida. Por ambos. En un dado momento, con tantos deberes diarios esta relación se quedó medio estancada. Desamparada o incluso libertada. Pero ahí vino la pandemia y, junto con ella, el aislamiento social, la convivencia maciza de una familia que nació lista. Aprendí con mi mamá que la cocina es el mejor lugar de la casa. Fue en la cocina, haciendo un pastel de coco helado, con relleno y cobertura, que nuestra relación resplandeció nuevamente. Un regalo que le hice, para calmar su corazón que estaba partido por el rompimiento de un noviazgo de años, un dulce para abrazar y calentar el cuerpo trémulo de tristeza. Ninguna palabra tuvo que ser dicha. Solamente nuestras miradas ya bastaron para decir de un lado “Hijo, te amo” y, del otro, para decir “Gracias por amarme de esa forma”.
Mara Mulinari
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