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Lee la entrevista de Moody-Stuart, del Consejo Global Odebrecht
DATA: 01/11/2017
O Estado de S.Paulo. 1° de noviembre de 2017
El ejecutivo Mark Moody-Stuart discurre sobre temas difíciles del mundo corporativo con la serenidad de quien ya vio de todo en sus 77 años. Al frente de Shell de 1998 a 2001, condujo a la petrolera en un momento en que la misma intentaba sobrevivir a una aguda crisis de reputación después de daños al medio ambiente y de convivencia con violaciones a los derechos humanos donde actuaba. Ahora, quiere ayudar a salvar a Odebrecht, empresa que confesó haber armado una de las mayores tramas de pago de soborno ya vistas en el mundo.
Él es uno de los integrantes del Consejo Global, grupo recién creado por la compañía brasileña con la misión de asesorarla en su reestructuración. Moody-Stuart, que fue presidente de la minera Anglo American y es actualmente consejero de la petrolera Saudi Aramco, dice que Odebrecht tiene arreglo, pero que será preciso tiempo. “Es un poco como Alcohólicos Anónimos, que tiene un programa de 10 pasos”, afirmó en entrevista a Estado.
Según él, es un excelente momento para contratar a Odebrecht, cuyo trabajo está siendo seguido por diversos monitores. “Si quieres hacer negocios limpios ahora, Odebrecht es una apuesta muy buena. Si ellos dan un paso equivocado, las cosas realmente van a explotar y probablemente será el fin de la organización. Ellos saben que es una cuestión de supervivencia y que tienen que acertar”.
Seguimos viendo grandes casos de corrupción con multinacionales. ¿Se recusan a cambiar?
Es una pregunta interesante: ¿se recusan a cambiar o cambiaron en una dirección negativa? (risas). El hecho es que ciertamente no es un fenómeno nuevo. Cualquier persona que cree en el mercado trabaja contra la corrupción. Se puede hablar de razones éticas, pero hay motivación de que se trata de una distorsión del mercado. Ahora, si una empresa no quiere pagar soborno, prevenir es relativamente fácil. Tú dices “no pagamos soborno”, establece principios y reglas y no sobornas. Para muchas grandes empresas, el gran desafío es lo que llamo “soborno que viene de fuera”.
¿De qué se trata?
Hay un gran proyecto (que la compañía quiere disputar) y la empresa tiene que estar alerta si los competidores se están reuniendo para conspirar o intentando sobornar a algunos de sus empleados. También tiene que estar atenta si sus empleados están pidiendo soborno.
Empresas suelen preocuparse con eso cuando ya tienen un problema.
El mayor desafío es hacer que la gente entienda que tiene que preocuparse antes. Las empresas líderes son muchas veces las que pasaron por crisis. Cuando una empresa responsable tiene una crisis, todo el mundo en esa compañía es afectado en su autoestima. Shell pasó por eso en 1995, cuando hubo dos grandes crisis. Una de derechos humanos con la ejecución de Ken Saro-Wiwa (Shell fue acusada de ser connivente con el gobierno nigeriano que ejecutó activistas, entre ellos, el escritor Saro-Wiwa) y otra ambiental, con el plan de descartar una plataforma en el Mar del Norte. Teníamos principios, que incluían anticorrupción y creíamos que éramos ciudadanos responsables. Antes de 1995, si entrabas a un bar y decías que eras de Shell, eras bien visto. Después, menos. Entonces, es necesario arreglar porque todos en la empresa son afectados.
Pensando en Odebrecht, ¿entonces es momento de pensar más en la moral de los empleados que en la opinión de quien está fuera de la empresa?
Probablemente en los dos. Odebrecht era una empresa con alta reputación, bien considerada. Llegó esta crisis y entonces la misma situación de Shell de 1995: “¿Trabajas en Odebrecht? Ah, hubo soborno”. Hay un problema de autoestima. Y, en negocios enteros de Odebrecht, no hubo acusaciones (de corrupción). Mirando lo que se hizo: paso uno: Emílio Odebrecht dice “somos culpados”. Paso dos: publicar 10 principios, que son bien poderosos. Después, debes dar ejemplos: de que no hiciste algo, de que dejaste de aceptar un contrato y de que eso te costó dinero a corto plazo debido a esos principios. Y, entonces, todos en la organización se sentirán confortables en decir: nosotros no lo hicimos (pagar soborno). Esto es muy poderoso. El objetivo tiene que ser confianza interna. Entonces, vendrá la confianza externa.
Pero ¿funciona si los principios provienen de gente que lideraba el negocio antes?
La gente que estaba involucrada directamente no está más en la empresa.
Emílio Odebrecht está…
Sí. Sí, tú enfrentas un desafío. Cuando Georg Kell (ejecutivo alemán que creó el Pacto Global de la ONU) y Sérgio Foguel (del Consejo de Administración de Odebrecht) preguntaron si me uniría a ese consejo, fui a ver lo que Odebrecht estaba haciendo. Vi la declaración pública (de Emílio Odebrecht), miré los principios y pensé: esto parece bueno, la cuestión ahora es cómo lo están haciendo. Odebrecht es importante para la economía brasileña, es casi un ícono brasileño, una empresa que yo conocía antes de mis días en Shell y en Anglo American. Si me preguntaban sobre Odebrecht, decía “por supuesto que la conozco”. Estoy seguro de que probablemente firmamos contratos con ella -y estoy seguro igualmente de que no fueron contratos corruptos… Pero ¿quién puede saberlo? (risas). Entonces, esta compañía, que emplea a decenas de miles de personas, pregunta si queremos ayudar a resolver el problema, la respuesta es que sí. Si estás realmente comprometido a resolver, la respuesta es sí porque es un trabajo importante arreglar un actor económico relevante. Algunos (negocios) pueden no tener arreglo.
¿Odebrecht tiene arreglo?
Sí, por supuesto. Tal vez no deba decirlo, pero es un poco como Alcohólicos Anónimos, que tiene un programa de 10 pasos. El primer paso es ir a la reunión y decir: “Soy alcohólico”. Entonces, tendremos algunas reglas. Después debes asegurarse de que vas a motivar a la gente a realmente creer en dichas reglas. En el caso de Odebrecht, pusieron en funcionamiento comités de compliance reportándose al Consejo. Pero, además, hay monitores del Departamento de Justicia estadounidense y de las autoridades brasileñas. Hay decenas de monitores sentados en la empresa. De cierta forma, puedo decir que sé que estas personas no están haciendo nada equivocado ahora porque tienen monitores en todos lados. Si quieres tener un trabajo bueno, limpio y correcto, ahora Odebrecht es la mejora empresa para la tarea. Mira esos controles. No sólo los internos, sino los externos. Tú sabes que está OK.
¿El cambio de imagen necesariamente lleva tiempo?
Depende. ¿Recuperar la confianza del público externo lleva tiempo? Sí, porque la gente puede decir: “¿Odebrecht? Ah, la recuerdo, cometió delitos, irregularidades”. Y esto es comprensible. Ahora, pusieron sistemas en funcionamiento y tienen la oportunidad de transformarse en ejemplo. Odebrecht no puede sólo decir ésa es la compañía que éramos -una empresa de construcción, ingeniería, petroquímica- sólo que ahora está limpia. Tienes que hablar con la sociedad: “¿Cuáles son nuestras obligaciones?” Este proceso va a llevar mucho tiempo. La gente tiene que pensar al respecto. No son solamente principios anticorrupción. Sufriste un accidente automovilístico que fue tu culpa porque estabas conduciendo borracho o algo parecido, entonces piensas: casi me morí y no sólo tengo que aprender a conducir bien, sino que pensar el resto de mi vida. ¿Por qué estoy aquí? Éste es el proceso. Los empleados están muy deprimidos por causa de la desaceleración económica, de todo lo que sucedió. Ellos deben empezar a sentir que pueden resolver el problema, que no deben tener vergüenza de ser de Odebrecht.
¿Cómo conciliar la necesidad de apartar a los delatores con el hecho de que tienen conocimientos importantes para la organización?
De forma general, la gente que estaba involucrada no está más en la compañía ni podrá volver. En una de las empresas en que estoy, Saudi Aramco (petrolera estatal de Arabia Saudita), que es otra compañía familiar interesante, con la diferencia de que esa familia también comanda el país…
Bien, en determinado punto, podrías decir que Odebrecht comandaba el país aquí también.
(risas) La compañía debe mirar hacia dónde está yendo. Hasta ahora, estoy satisfecho y tendremos que ver cómo Odebrecht hace lo demás. Ellos tienen el mecanismo para movilizar y motivar. No están empezando de un borrador. Ellos tienen una compañía con sistemas fuertes. Sólo tienen que garantizar que ese sistema esté entregando lo correcto.
¿El hecho de ser una empresa familiar dificulta? ¿Cuál debe ser el papel de la familia de ahora en adelante?
La familia Odebrecht es dueña de la empresa. Esto no va a cambiar -bueno, puede cambiar, no lo sé. En una compañía normal, el accionista no está involucrado en operar la empresa. Lo mismo en Saudi Aramco: nomina al Consejo, aprueba las auditorías, recibe la contabilidad. No pone el dedo en la gestión. En Odebrecht, la familia se quedará en el holding. Ellos están cuidando de ello.
¿Tiene sentido que Odebrecht cambie de nombre?
Si sólo cambia el nombre ahora, todo el mundo va a decir: “Ah, habla en serio, sólo estás llamando rinoceronte a un elefante y esperando que yo crea que se transformó en un rinoceronte”. Pero, si el elefante se transforma en una gacela o en un elefante de carrera, puedes llamarlo Jim en vez de llamarlo Jambo o algo así (risas). Mi instinto inmediato no sería decir que cambien el nombre. El nombre no es el problema. El problema es la reputación. Si arregla la reputación, puede decir que hizo un joint venture con otra empresa y tal vez pueda tener otro nombre. De lo contrario, será una pérdida de tiempo. El nombre, a pesar de todo, aún tiene valor.
¿Por qué?
Si me dijeran que uno de los competidores es una constructora llamada Odebrecht, diría: “La conozco, construyó grandes proyectos de forma eficiente, ganaron premios. Sé quién es”. Mi segunda pregunta sería: “Están limpios o mancharé mi reputación al hacer negocios con ellos?” Diría que, con os pasos que dieron, ahora no perjudicaría mi imagen.
¿Será más fácil para Odebrecht cambiar la imagen en el exterior?
Es básicamente el mismo desafío o hasta más difícil. En Brasil, la mayor parte de la gente sabe que el problema no es Odebrecht. El problema es más grande. Mira Petrobrás, el gobierno, los alegatos de corrupción… Fuera de Brasil, se puede intentar huir de la cuestión sólo culpando a la empresa extranjera llamada Odebrecht. Les diría a esos gobiernos o a cualquier otro en el mundo que, si quieren hacer negocios limpios ahora, Odebrecht es una apuesta muy buena. Si ellos dan un paso equivocado, las cosas realmente van a explotar y probablemente será el fin de la organización. Ellos saben que es una cuestión de supervivencia y que tienen que acertar. A cualquier compañía le gustaría salir rápido de esa, a nadie le gusta trabajar con ese nivel de supervisión. Pero es parte de la cura: seguir tomando las píldoras.
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