Integridad corporativa: una agenda edificada en cultura

El tiempo es rey, ya decía el poeta, ahora inmortal. Así como para nosotros, personas físicas, cuando nos deparamos con los más difíciles desafíos y dilemas, recurrimos a nuestra esencia y a los valores consolidados por las experiencias vividas, lo mismo ocurre con las empresas que necesitan implementar procesos de perfeccionamiento de integridad y gobierno en sus rutinas para superar etapas difíciles o desvíos de ruta. Cada paso tiene un tiempo correcto, de acuerdo con la madurez del momento, de forma que pueda ser percibido, aceptado, asimilado y seguido por todos.

Fue calcado en esta premisa que creamos las bases que nos dan la seguridad de que tenemos un programa de integridad efectivo, firmado en propósitos legítimos y en la cultura que se consolida en las actitudes de cada individuo. Las personas son susceptibles de equivocarse y las empresas están compuestas por personas. Por eso es tan importante haber procesos instituidos como elementos de seguridad que nos permiten prevenir, detectar y remediar situaciones discordantes de los compromisos que asumimos, con base en un fundamento de gobierno, instancias, controles y responsabilidades bien definidas. La salud y reputación de la compañía es una responsabilidad de todos los que la integran.

Este proceso de aprendizaje consolidó en la empresa, y en sus integrantes, un sentido de responsabilidad aguzado, que nos impulsa a mantener los más altos estándares de gobierno, alineados con las mejores prácticas globales. Este año conmemoramos cinco años de nuestra Política de Integridad, que fundamenta nuestro compromiso y preocupación con el tema, pero que evoluciona siempre, con el entendimiento que los avances que alcanzamos en este período se deben, en gran parte, a la consciencia de que este no puede ser un documento de gaveta, sino uno actitudinal vivenciado en la práctica, diariamente y sin margen de flexibilización.

Para mantener los mejores estándares de gobierno corporativo, incorporamos consejeros de administración independientes; comités de Integridad, Auditoría, Finanzas, Riesgos y Ética; adoptamos un Código de Conducta para integrantes y proveedores; instituimos un canal denuncias; e implantamos metas de compliance para ejecutivos y sus equipos, impactando directamente en sus remuneraciones, entre tantas otras iniciativas. Como forma de coronar toda esta evolución, ampliamos este año el alcance de nuestro sello ISO 37001, certificación internacional antisoborno, para todas nuestras operaciones, en Brasil y en los diversos países donde actuamos.

Seguimos al lado de entidades e instituciones que tienen como objetivo ayudar en el perfeccionamiento de la integridad en el mundo empresarial y en el sector público. Además del Movimiento por la Integridad del Sector de Ingeniería y Construcción (Misec), secretariado por la Red Brasil del Pacto Global y por el Instituto Ethos, somos colaboradores del Movimiento Empresarial por la Integridad y Transparencia, del Instituto Ethos; y del Instituto Brasileño de Autorregulación en el Sector de Infraestructura (IBRIC). Todos imbuidos de las mismas causas.

Una trayectoria con importantes desafíos, resultados tangibles y conquistas concretas, que nos llenan de orgullo y renuevan nuestra seguridad de que estamos haciendo lo correcto para el bien de nuestra empresa, del sector y de la sociedad.

Alexandre Baltar, Chief Compliance Officer (CCO) da OEC.